viernes, 14 de diciembre de 2007

Nuestro Corto: Las 14:00

Bueno aqui va el primer corto que hemos hecho. Con sudor de tanto correr, precisión para que la cámara no se mueva y sobre todo muchas risas. Más le vale a Julio Montero, profesor de cine, ponernos una buena nota.



Agradecimientos, como en una entrega de premios, a Laura, Cris, Nacho y a Lara por su idea.



Esparamos que os guste

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Cansada no, cansadísima!!!


Semana de trabajos, de estudio, de clases de la universidad, de clases de francés, de clases particulares...esto es una semana normal en mi vida. Aunque muchos no lo entienden esta es mi rutina, mi vida diaria. Esta basada en todo lo que al principio he mencionado pero además hay otros factores: familia, amigos, y sobre todo mi chico. Buff poco tiempo para tantas cosas que hacer y aún así escribo en un blog que realmente no sé si me servira de algo,jajja.



Pues bien, como toda persona normal esta vida tan atareada que llevo me hace estar más cansada de lo normal. Me levanto pronto y me acuesto bastante tarde. La verdad es que tengo el tiempo justo para mi. Los fines de semana que puedo salgo, pero creo que ya no es lo mismo, ya no aguanto igual que antes, a eso de las 2:30 de la mañana mi cuerpo me pide cama con desesperación.

Siendo sincera, me da envidia la gente que me rodea, parecen más tranquilos y relajados, algunos se levantan casi a la hora de comer, otros se levantan pronto pero llenos de energia...me alegro por ellos, todos deberíamos ser así en algún momento de nuestra vida. Tenemos que desacelerarnos, no ir corriendo, hacer tantas cosas como podamos pero sin agotarnos.

Llevó casi 2 años y medio con este "sin parar". Mis amigas, que me quieren un montón, me dicen que debo de parar un poco, que siempre estoy de arriba abajo, y tienen razón. Pero el hecho de hacer muchas cosas, de estar ocupada, me hace sentir que aprovecho mi vida. Nunca pensaré que estoy perdiendo el tiempo.

lunes, 10 de diciembre de 2007

¿Competición=envidia?


En nuestra vida continuamente se nos somete a la competición. Tanto nuestros padres, como nuestros profesores, incluso nuestros amigos y parejas nos someten casi a dirario a pruebas. Competimos por todo, por ganar una carrera, por sacar las mejores notas en el colegio, por llevar el peinado más chulo e incluso por quien quiere más y mejor.


Cuando eres niño no te das cuenta de que la competición puede llegar a ser algo malo, algo que pueda perjudicarte...al fin y al cabo sólo es un juego. Pero, ¿y cuándo eres adulto?. El ser humano pasa de ser un adolescente alocado y lleno de hormonas a un adulto más responsable. En ese periodo debemos darnos cuenta de que pasamos al nivel de competición más alto sobre todo por el recorrido que vamos a realizar hasta llegar a la vida laboral.


Tanto si empezamos una carrera, como un módulo o directamente trabajamos, el nivel de exigencia es mayor y con ello, la competición. Ya no sólo pensamos en ganr la carrera además pensamos quién es el que se queda detrás, sobre quién has ganado. Aunque parezca triste hay muchos que hasta se sienten felices porque otros han llegado los últimos.


Lo gracioso es que tanto el que gana como el que pierde desarrollan en muchos casos un sentimiento que igualaría al odio, la envidia. No somos conscientes de ella, simepre pensamos que no podemos ser tan sumamente inmaduros como para tener envidia, pero la verdad es que si. Tenemos envidia de todoooo, de cosas materiales y de cosas inmateriales.


Las peores sin duda las inmateriales, cosas cuya dificultad radica en hacerlo como el otro o incluso ser como el otro. Esa es la envidia más dañina porque en muchos casos no depende de uno mismo. Te hace sufirir y en deficinitiva te come.


Un caso concreto y sin duda el que más duele se da en las parejas. Las perosnas nos unimos como parejas porque nos queremos. Esto supone el aceptar al otro tal y como es. Se posee la falsa idea de que las parejas no compiten pero eso es mentira. Se compite por casi todo, por el querer, por el hacer, por la imagen...la mayoria de las veces no se es consciente. Cuando además hay vinculos muy comunes la competición puede llegar a ser extrema y sin duda eso quema la relación.




Como podeis comprobar la envidia y la competicón se pueden dar en todos los ambitos de la vida, desde los más básicos, como una carrera hasta los más complejos, como en el caso de las parejas. Y en casi todos los casos cuando se es adulto van acompañadas, a lo mejor no somos conscientes y necesitmos a alguien que nos habra los ojos.