lunes, 10 de diciembre de 2007

¿Competición=envidia?


En nuestra vida continuamente se nos somete a la competición. Tanto nuestros padres, como nuestros profesores, incluso nuestros amigos y parejas nos someten casi a dirario a pruebas. Competimos por todo, por ganar una carrera, por sacar las mejores notas en el colegio, por llevar el peinado más chulo e incluso por quien quiere más y mejor.


Cuando eres niño no te das cuenta de que la competición puede llegar a ser algo malo, algo que pueda perjudicarte...al fin y al cabo sólo es un juego. Pero, ¿y cuándo eres adulto?. El ser humano pasa de ser un adolescente alocado y lleno de hormonas a un adulto más responsable. En ese periodo debemos darnos cuenta de que pasamos al nivel de competición más alto sobre todo por el recorrido que vamos a realizar hasta llegar a la vida laboral.


Tanto si empezamos una carrera, como un módulo o directamente trabajamos, el nivel de exigencia es mayor y con ello, la competición. Ya no sólo pensamos en ganr la carrera además pensamos quién es el que se queda detrás, sobre quién has ganado. Aunque parezca triste hay muchos que hasta se sienten felices porque otros han llegado los últimos.


Lo gracioso es que tanto el que gana como el que pierde desarrollan en muchos casos un sentimiento que igualaría al odio, la envidia. No somos conscientes de ella, simepre pensamos que no podemos ser tan sumamente inmaduros como para tener envidia, pero la verdad es que si. Tenemos envidia de todoooo, de cosas materiales y de cosas inmateriales.


Las peores sin duda las inmateriales, cosas cuya dificultad radica en hacerlo como el otro o incluso ser como el otro. Esa es la envidia más dañina porque en muchos casos no depende de uno mismo. Te hace sufirir y en deficinitiva te come.


Un caso concreto y sin duda el que más duele se da en las parejas. Las perosnas nos unimos como parejas porque nos queremos. Esto supone el aceptar al otro tal y como es. Se posee la falsa idea de que las parejas no compiten pero eso es mentira. Se compite por casi todo, por el querer, por el hacer, por la imagen...la mayoria de las veces no se es consciente. Cuando además hay vinculos muy comunes la competición puede llegar a ser extrema y sin duda eso quema la relación.




Como podeis comprobar la envidia y la competicón se pueden dar en todos los ambitos de la vida, desde los más básicos, como una carrera hasta los más complejos, como en el caso de las parejas. Y en casi todos los casos cuando se es adulto van acompañadas, a lo mejor no somos conscientes y necesitmos a alguien que nos habra los ojos.




2 comentarios:

Unknown dijo...

No te falta ni un ápice de razón. Enhorabuena por el texto!

Anónimo dijo...

Nunca he entendido a la gente que vive para intentar superar a los demás y sentirse bien por ello. La competición es pura envidia y puro odio, tú lo dices.

Lo que hay que hacer es mejorarse a uno mismo día a día, intentar ser alguien mejor y eso conlleva aceptar que no vamos a ser los número 1 en todos los ámbitos de nuestra vida porque eso es, sencillamente, imposible.

Y alegrarse porque nuestros amigos, pareja, familia, etc., sean mejores que nosotros aunque sea jugando al dominó, es una manera de demostrar que de verdad les queremos.

Porque si el éxito de los demás es capaz de causar envidia a alguien, dudo que ese alguien quiera a los demás. Y el problema entonces sería que sólo es cspaz de quererse a sí mismo.

Un besazo.